Los siguientes textos fueron escritos por Antonio Bayona para incluirlos en esta web en el año 2000, con ocasión del centenario del nacimiento de Luis Buñuel. Los hemos dejado aquí como una información más sobre el cineasta.

 Son siete párrafos informales sobre Buñuel y algunas otras personas que transitan por esta web, por supuesto siempre con el fondo común Pilar Bayona.
 

 

Conchita Mantecón

Pianos

Redes 

Alfonso

Foto de Calanda

Los dos Luises

Mi deuda

 

     
Conchita Mantecón        

Concha de la Torre y Pilar Bayona eran primas. Cuenta Concha a Max Aub que por su poca edad no se le permitía entrar a las veladas musicales en casa de la familia Bayona, a las que Luis Buñuel y otros jóvenes zaragozanos asistían  (se sabe que las clases de matemáticas que Don Julio impartía a estos jóvenes se interrumpían inevitablemente a veces cuando la emoción de la pieza que estaba siendo estudiada o interpretada en otro cuarto, el del piano, prevalecía sobre el interés de la ciencia impartida).
Cuenta también Concha que a la casa de su madre en Madrid acudía Luis Buñuel a visitar a Pilar, durante alguna estancia de ésta en la capital para unos conciertos, en 1915. En aquellos encuentros de Concha con Luis no estaba previsto todavía que Concha se casaría con José Ignacio Mantecón, uno de los mejores amigos y compañero de colegio de Luis.
Ya es conocido que con los años, la convivencia de los Buñuel y los Mantecón en Méjico sería habitual, y Concha una de las mejores amigas de Jeanne Roucar.
Según lo escrito por Jeanne, sería Cotito, hija de Concha, quien logró que Luis aceptara cambiar el piano de los Buñuel por tres botellas de champaña. Si Jeanne fue una mujer   sin piano, es menos triste que se lo quedara alguien emparentado con una pianista.
               

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Pianos

 


Ya que el piano nos sirve de puente hacia este nuevo comentario, anoto aquí que me habría gustado mucho hacer un estudio serio sobre los pianos en Buñuel. Siempre me prometo que en mis próximas revisiones de las películas de Luis estaré atento a la aparición de pianos, su uso, imagen, y posibles connotaciones y simbolismos.
De pasada recordaremos los archifamosos pianos con burros putrefactos en Un perro andaluz, de muy debatido significado, y el piano de El ángel exterminador, puerta virtual (la llave era una sonata de Paradisi) para la ansiada salida de los encerrados.
Está también la escena del piano de El fantasma de la Libertad. Esta secuencia es demasiado significativa para mí. Conocedor de la afición de Pilar Bayona por el Carnaval Op. 9 de Schumann, pieza muy repetida en sus programas y por la que sentía una alegría especial, conocedor también de que en aquellos primeros años zaragozanos Pilar Bayona tocaba asiduamente Brahms, dando a conocer incluso alguna obra no escuchada allí todavía, ¿Cómo no pensar en ella cuando la pianista desnuda toca el trozo Chopin, el más emotivo de todo el Carnaval, o cuando a petición del personaje masculino interpreta Brahms?. No me quedo tranquilo si no añado que a esta asociación intelectual y lógica se une un alborozado desconcierto o desasosiego, pues como sobrino, ahijado y alumno de piano de Pilar Bayona nunca ha entrado en mi perspectiva su desnudo pianístico.
A pesar de ello, esta idea me llevó a arriesgarme a preguntar a los dos hijos de Buñuel (en una mesa redonda que se celebró en la Residencia de Estudiantes de Madrid el 26 de Abril de este año) si se tenía algún dato o se recordaba algún comentario por el cual esta secuencia pudiera ser en efecto un buñueliano recuerdo/dedicatoria a Pilar Bayona, pero aunque no se negó la posibilidad, no hubo corroboración.
Por cierto, y aunque de sobra sé que estos detalles no mellan la grandeza de los filmes de Buñuel, como músico me queda la duda: ¿por qué no eligió una versión fiel del Chopin de Schumann, en vez de la que se oye? ¿Fue deliberadamente?

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Redes


En las vidas de los amigos, de los grupos de amigos, hay conexiones que quizá en la realidad fueron simples causas/efectos, conclusiones lógicas de encuentros, pero que a los que venimos después, a los que no conocimos aquello en su real devenir, nos parecen hallazgos, lazos ocultos que tejen el sustrato de una época.
Así, dentro del entorno buñueliano, Pilar Bayona va a estudiar piano a la Residencia de Estudiantes en el año 36 seguramente por mediación de Buñuel o de Pepín Bello; Ricardo Urgoiti funda Filmófono, la productora donde Buñuel dirige cuatro películas; Pilar Bayona estrena y divulga la música de la Generación de la República; Pittaluga, Rodolfo Halffter y Remacha ponen música a la banda sonora de algunas películas de Buñuel; Fermina Atarés -madre de los Saura- habla con Pilar Bayona sobre Buñuel; Remacha pregunta por Buñuel en sus cartas a Pilar Bayona e inaugura el Conservatorio de Pamplona con intervención de Pilar Bayona y Ricardo Urgoiti (entre otros)... y así seguramente se podría seguir con otros muchos enlaces, de tal forma que la red subterránea de las raíces de la amistad hace aflorar al exterior las plantas y frutos de hermosas actividades personales.

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Foto de Calanda

 


"Mi querida Pilar: muchas gracias por haberte acordado de mí y ¡vaya fotógrafa! que eres. Ojala hubiera podido estar contigo en Calanda".
                                      
Fragmento de una carta de Luis Buñuel a Pilar Bayona, Noviembre de 1967.

Esta visita a Calanda fue en Semana Santa, para ver su famosa celebración y emocionarnos con el estruendo de sus tambores. Después de la "rompida", el continuo redoble y la mezcla de los distintos toques o ritmos llega a convertirse en un zumbido en el cerebro que acompaña inexorablemente cualquier otra sensación de las muchas que la fiesta ofrece.
Estuvimos en la casa de los Buñuel, donde Conchita nos atendió estupendamente. Tenían los armarios llenos de tortas y bollos, a disposición de todos aquellos que tocan el tambor o bombo por las calles.
Con el paso de las horas, los participantes llegaban a casa, muertos de cansancio y con los nudillos de las manos ensangrentados, y caían dormidos en la cama a veces sin ni siquiera descolgarse el tambor.

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Alfonso


Luis se enamoró de ella (P. Bayona) de un modo muy platónico, por su música. Y lo curioso es que, luego, mi hermano Alfonso, que tenía dieciséis años menos que Luis, también fue profesor de matemáticas y también se enamoró de Pilar Bayona. Yo creo que con más fuerza que Luis todavía..."
                                       
Entrevista de Max Aub a Conchita Buñuel en Conversaciones con Buñuel.

De los dos hermanos Buñuel y Pilar Bayona, conjuntamente, solo tengo conocimiento de los encuentros en Mayo del 36 en Madrid, en las sesiones musicales de la Residencia (cuando la foto del homenaje a H. Viñes). Sin Luis, Alfonso fue seguidor y admirador de Pilar -se autodenominaba su "lugarteniente"- en los años cuarenta en Zaragoza, o desde Madrid trabajando con Juan Pérez Páramo, y hasta su temprana muerte.
Uno de los muebles diseñados por Alfonso, un diván, presidió siempre la zona de estar de las sucesivas viviendas de Pilar Bayona.
No recuerdo haber visto publicada esa foto donde Alfonso Buñuel y Luis García Abrines aparecen (o desaparecen) fantasmalmente. Ahí queda constancia de los poderes mágicos e hipnóticos de los Buñuel.

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Los dos Luises

 


Después de Alfonso, la referencia lógica es Luis García Abrines. De cosas de Luis García Abrines estaba llena la casa de P. Bayona. Desaparecieron el hueso de oliva tallado, la sombrerera con el interior dividido en cuadrantes, y en cada uno de ellos una escena de La boîte à joujoux Debussyana con sus muñecos, pero queda una pequeña maqueta del rincón de los pianos de la casa del Pº de la Independencia, con una espléndida caricatura de Pilar, que hace de retrato en la pared, sus sorprendentes y provocadoras cartas, un cuadro, y más cosas.
Si algo se conoce de la relación de García Abrines con Alfonso Buñuel, poco sé de la habida con Luis. Tengo el libro Crisicollages para Luis Buñuel de Gª Abrines, y conozco, por un texto de Pérez Lizano, el comentario de Gª Abrines sobre el encuentro entre ellos en 1975 en Méjico, en el que  "no  hablamos  de surrealismo, ni de cine, ni de collages, sino del suicidio y de Pilar Bayona..."
En 1980 Gª Abrines escribió un texto para la carpeta del disco de Pilar Bayona que editó el Ayuntamiento de Zaragoza. No me resisto a copiar el párrafo en el que transcribe el recuerdo de Luis Buñuel sobre P. Bayona: "Me llamó usted por teléfono. Le oía mal pero imaginé que el objeto de su llamada obedecía a comunicarme la muerte de nuestra queridísima amiga Pilar Bayona. Como buen zaragozano estuve enamorado de ella cuando tenía catorce años, y ello duró hasta los dieciocho. Después tuve una sincera amistad y admiración por su maravilloso arte. Sé que aproximadamente los mismos sentimientos ha tenido usted por ella. Que no descanse en paz en nuestro recuerdo, que siga siempre vivo."

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Mi Deuda

 


No sé si en mi infancia habré visto a Luis Buñuel en alguna ocasión, pero conscientemente solo recuerdo haber estado con él una vez, al principio de los 70 (probablemente en 1973), en Madrid, en casa de Ricardo Urgoiti. A pesar de la dificultad de su sordera la conversación fue amplia, y hasta recordó como mi tía Carmen de niña llevaba comida a los conejos. También se habló del reciente estreno en Madrid de su entonces última película El discreto encanto de la burguesía. Al apresurarme a decir que pensaba verla cuanto antes, nos contó que la censura le había cortado una escena, aquella en que un obispo, después de confesar a un moribundo, toma un rifle y mata al enfermo antes de irse. Me pidió que cuando fuera a verla silbara y pateara en ese momento, como protesta a tan estúpida censura. El día que fui a ver la película, llegado el momento señalado, inicié un modestísimo pateo, que cesé inmediatamente, pues no fui capaz de alborotar por una causa que probablemente no conocían el resto de los espectadores, y no tuve el valor de significarme en una aislada solidaridad con Buñuel.
Siempre me ha quedado una sensación de traición, un desasosiego por esta deuda, que ya siempre quedará pendiente.

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